Nuestros talentos más poderosos – SinComillas.com (14 de junio del 2015)

El ilustre experto en administración de empresas, Peter F. Drucker, dijo en su libro “Managing Oneself”:

Not enough people have even one first-rate skill or knowledge area, but all of us have an infinite number of areas in which we have no talent, no skill and little chance to become even mediocre. And in these areas a person – especially a knowledge worker – should not take on work, jobs, assignments.

The final action conclusion is to waste as little effort as possible on improving areas of low competence. Concentration should be on areas of high competence and high skill.  It takes far more energy and far more work to improve from incompetence to low mediocrity than it takes to improve from first-rate performance to excellence. And yet most people – and equally most teachers and most organizations – try to concentrate on making an incompetent person into a low mediocrity.  The energy and resources – and time – should instead go into making a competent person into a star performer.

Presento esta cita en su idioma original para evitar el riesgo de tergiversar los matices de su argumento.  Sin embargo, me atrevo a resumir los planteamientos del Prof. Drucker, que murió en el 2005, de la siguiente manera:

No debemos pretender ser lo que no somos.

En cuanto a los programas de desarrollo económico de nuestra isla, seguimos en este mismo error: Pretendemos ser lo que no somos.

Aparte de los resultados minúsculos de los programas para crecer la industria aeroespacial, la manufactura científica y los servicios financieros complejos, otro ejemplo reciente es la iniciativa para promover el “turismo médico” en Puerto Rico.

Como prefacio, comparto un poco de mi historial familiar en el campo de la medicina y las ciencias en Puerto Rico. Tanto mi padre como mi hermano mayor son médicos que han tenido carreras exitosas.  Tengo entendido que sólo existe un puertorriqueño científico que es miembro del Academy of Arts & Sciences y el National Academy of Sciences, Institute of Medicine.

Vuelvo y repito: sólo uno.

Y este es un punto crucial que quiero trasmitir. Indudablemente, Puerto Rico produce científicos muy capacitados. Pero el criterio fundamental en cuanto a la competitividad económica en este sector es la concentración de talento científico en nuestra isla comparada con la de otras jurisdicciones.

Un indicio clave para tantear nuestra capacidad en actividades científicas es la obtención de patentes de invención. Durante los 50 años entre 1963 y 2013, Puerto Rico fue el último en la obtención de patentes después de todos los 50 estados de EE.UU.

Vuelvo y repito: el último.

De todas maneras, la llamada “economía del conocimiento” – en el sentido científico-tecnológico – sigue siendo la meta obsesiva no solo de la clase política, sino de profesionales y comentaristas de alto perfil con acceso privilegiado a los medios de noticias locales.

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Para evitar cualquier malentendido, creo firmemente que es esencial que las sociedades utilicen la tecnología más avanzada en pro de su desarrollo económico y su competitividad.  Sin embargo, existe una brecha enorme entre usar la tecnología más moderna y crear esta tecnología. En términos cotidianos: es más fácil usar Facebook o un iPhone que inventarlo.

En este sentido, es fundamental entender que en la creación científica, Puerto Rico queda sumamente rezagado comparado con otras jurisdicciones. Por lo tanto, siguiendo los consejos de Prof. Drucker, debemos gastar lo menos posible en tiempo y recursos tratando de mejorar capacidad de bajo nivel colectivo cuando tenemos otros talentos y ventajas en que realmente nos destacamos comparado con otras jurisdicciones.

Existen poderosas razones para la presencia concentrada de talento tecnológico en Silicon Valley, California; Cambridge, Massachusetts; Research Triangle, Carolina del Norte, y Estocolmo, Suecia. Las arraigas culturas científicas de estos lugares son conocidas alrededor del mundo. Estas tradiciones de avances científicos-tecnológicos proveen ventajas casi insuperables que siguen atrayendo talento de todas partes del mundo. Esto incluye el talento científico puertorriqueño que tiene mucho más que ganar abandonando la isla y trasladándose a estas aglomeraciones compactas de peritaje humano.

Ahora bien, vuelvo a las recientes noticias locales sobre el “turismo medico” y las comparo con el interés que ha captado otra noticia sobre los deportes profesionales en Puerto Rico.

Durante la misma semana del anuncio sobre el “turismo médico”, el baloncelista y estrella de los New York Knicks, Carmelo Anthony, compró el equipo de balompié profesional a llamarse “Puerto Rico FC”.  El padre del Sr. Anthony es puertorriqueño; su esposa también.

Mientras que la noticia del “turismo medico” apareció principalmente en los medios locales de la isla, la adquisición del equipo Puerto Rico FC por el Sr. Anthony fue difundida por numerosas fuentes mediáticas de alcance internacional como el New York Times, Wall Street Journal, Washington Post, NBC Sports, CBS Sports, ESPN, y Fox Sports.

El alto perfil del Sr. Anthony como atleta profesional es indiscutible. Tiene más de 6.8 millones de seguidores en Twitter y más de 5 millones de “likes” en Facebook.  Su interés en Puerto Rico como sede para deportes y entretenimiento es extraordinario. En una entrevista reportada por ESPN, el Sr. Anthony dijo lo siguiente:

“For me, it’s more about bringing that global awareness back to Puerto Rico…. Everyone in the world wants to visit Puerto Rico.”

Si bien “todo el mundo quiere visitar a Puerto Rico”, este interés tiene poco que ver con nuestra ilusoria competitividad colectiva en nuestras actividades científicas. Al contrario, el verdadero interés surge de nuestro renombre comprobado en los deportes, las actividades de entretenimiento y las características privilegiadas de nuestra isla.

Carmelo Anthony es solo uno de decenas de atletas y artistas puertorriqueños que se destacan en los niveles más altos de la competencia mundial. Estas personas tienen la capacidad para mover mercados enteros en los deportes, la música, el arte, la moda, las películas y el entretenimiento en general.

¿Pero cuánta atención reciben puertorriqueños como él por parte de nuestros encargados de desarrollo económico para promover una economía robustamente fundada en nuestros talentos más poderosos?

En vez de aventurarnos en dibujos fantasiosos en actividades científicas como el “turismo médico”, debemos invertir en capacidades establecidas y de mayor ventaja competitiva, dedicándonos a construir una industria de entretenimiento y deportes profesionales en gran escala. Dadas nuestras bases sólidas en estas actividades y los privilegios de nuestro clima y geografía, debemos – como aconseja el Prof. Drucker – invertir la mayor parte de nuestra energía, recursos y tiempo en estas áreas para convertir a Puerto Rico en una verdadera estrella.

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